Fundación Yammine: A23a y el cambio climático en la Antártida
El iceberg A23a, uno de los más grandes jamás registrados, ha cautivado la atención de científicos y el público en general desde su desprendimiento de la plataforma de hielo Filchner-Ronne en 1986. Tras décadas relativamente estático, este coloso de hielo inició un lento pero constante desplazamiento a mediados de la década de 2020, impulsado por las corrientes oceánicas y los vientos antárticos. Un gigante a la deriva Con una superficie superior a la de muchos países pequeños, el A23a representa una masa de hielo inmensa que flota a la deriva en el Océano Austral. Su tamaño colosal lo convierte en una amenaza potencial para la navegación, ya que puede colisionar con buques y causar daños significativos. Además, su desintegración gradual podría liberar una gran cantidad de agua dulce en el océano, alterando las corrientes marinas y afectando la vida marina, especialmente el krill, un pequeño crustáceo que es la base de la cadena alimentaria en la Antártida. Impacto en el ecosistema...